Si le hubieran preguntado a principios de 2020 al israelí Yehonatan Ben Hamozeg donde iba a viajar para vender su tecnología, jamás habría respondido Emiratos Árabes Unidos, país con el que Israel no mantenía relaciones oficiales.
Pero este director ejecutivo de la startup Agrint, que utiliza sensores sísmicos para detectar a los pequeños insectos que devoran las palmeras desde el interior, sí acabó viajando a Dubái, con una delegación de 13 empresarios para promover el “made in Israel” a los emiratíes.
Un acuerdo de normalización de relaciones entre Israel y Emiratos, anunciado en agosto y firmado en septiembre, ha dado el impulso a estos primeros contactos comerciales directos.
Del 25 al 28 de octubre, la AFP siguió, de Tel Aviv a Dubái, a estos empresarios, encabezados por Erel Margalit, jefe de la empresa de inversiones Jerusalem Venture Partners, y que viajaron al país árabe para concretar esta normalización.
“Es realmente increíble estar aquí y poder tener estos contactos directos” asegura Ben Hamozeg, que busca socios para poder vender su tecnología.
Un empresario palestino de Jerusalén, un exagente del Mossad -servicios secretos israelíes- y un botanista especializado en simientes desérticas han trabajado entre bambalinas para organizar estas citas en Dubái.
Emisarios de Israel
“Ustedes son los emisarios de Israel”, felicita Margalit a los empresarios en el jet privado que los lleva a Dubái.
A su llegada, los israelíes son sometidos a un test por el coronavirus y luego acogidos por un rabino, pues sus anfitriones musulmanes quieren garantizar que su primera comida en Emiratos sea kosher, conforme a las reglas del judaísmo.
Israelíes, vestidos con traje, y emiratíes, con túnicas blancas, se reúnen al fin, portando todos una mascarilla, aunque las normas se relajan a medida que avanza la conversación.
“Aprendemos, abrimos los ojos, y nacen las relaciones personales, de amistad”, asegura Margalit.
La sociedad israelí InnovoPro suscita un gran interés con su técnica de extracción de proteínas de garbanzos en un polvo que puede ser reintroducido en alimentos como yogures o helados.
Abrir una fábrica de garbanzos en Emiratos permitiría a esta monarquía “no ser solamente un centro de negocios sino también convertirse en un centro de producción”, afirma Taly Nechushtan, presidenta de InnovoPro, ante los inversores emiratíes.
Para Mohamad Mandeel, jefe de operaciones de la sociedad de inversiones Royal Strategic Partners en Abu Dabi, esta tecnología refleja la proximidad entre dos países condenados a hacer “florecer” el desierto para reducir sus importaciones alimentarias.
Los israelíes apuestan también por sociedades de tecnología financiera o de ciberseguridad como Morphisec, que ofrece servicios para luchar contra los ataques informáticos.
Morphisec ya había vendido su tecnología a Emiratos antes de la normalización, a través de un país tercero, pero en cuanto el acuerdo fue anunciado la empresa ha visto cómo se acumulaban las propuestas para hacer negocios.
Relaciones personales
“Es realmente importante pasar de la sombra a la luz. Ello nos permite hablar de manera más abierta y desarrollar relaciones personales”, asegura Ronen Yehoshua, director ejecutivo de Morphisec. “Sólo viajando a los lugares se puede lograr una comprensión más profunda”.
En el universo digital, “la tecnología de ‘blockchain’ (protocolo informático supuestamente infalsificable, desarrollado por las criptomonedas) realizada en Israel nos será muy útil”, dice a la AFP Arshi Ayub Zaveri, presidenta de la compañía emiratí Trust with Trade.
“Somos tradicionalmente una economía de recursos naturales como el petróleo (…) e intentamos saber cómo podemos monetizar todo esto para obtener el mejor soporte digital posible”, explica esta responsable.
En los primeros pasos de la normalización, los empresarios israelíes no han firmado aún contratos en Dubái. Pero Nechushtan considera valioso el viaje: “Hemos venido aquí para hacer amigos, los contratos vendrán después, eso no nos preocupa”.