El economista y exministro Luis Arce ganó las elecciones presidenciales en Bolivia, pero asumirá el cargo con importantes retos en medio de la pandemia de coronavirus.

La mano derecha de Evo Morales que representó al Movimiento Al Socialismo (MAS) tiene como meta devolverle a la nación la senda de crecimiento.

En su país se le conoce a Arce como el arquitecto del boom económico que por varios años mantuvo a Bolivia como el ‘de demostrar’ en la región.

Durante el periodo 2006-2014 logró el crecimiento de Bolivia, pues la economía jamás bajó del 3 % y alcanzó el 6.8 % en 2013. No obstante, sus detractores le atribuyen el éxito al entorno favorable que mantuvieron los altos precios de las materias primas hasta el 2015.

Arce fue parte de la nacionalización del sector hidrocarburos en una gestión que solo interrumpió por 18 meses, pero ahora busca la industrialización con el fin de sustituir las importaciones y renogociar la deuda externa de Bolivia.

Promete además una empresa boliviana de fármacos sobre medicina tradicional.

Desde 2015, la economía inició una desaceleración que hasta 2018 se convirtió en un ‘no despreciable’ repunte del Producto Interno Bruto (PIB) anual del 4 %. Sin embargo, ya en 2019, el incremento fue del 2.2 %, el más bajo en casi 20 años.

De momentos, la contracción acumulada del segundo trimestre de 2020 fue de un 11.1 % y del 21.68 % con relación al mismo periodo del 2019.

El desempleo se triplicó como consecuencia de la covid-19 que lo ubicó un 11,8 % en julio, cuando en 2019 cerró en 4.83 %.

En términos de pobreza, Arce deberá implementar políticas públicas que le den mayor calidad de vida a sus habitantes: a finales del año pasado solo afectaba a un 37.2 % de la población; más de cuatro millones de personas.

La Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) estima una contracción del PIB boliviano del 5.2 %.