Por Carlos Dorado. Todos en mayor o menor medida, tenemos ideas, lo más difícil es tener la pasión, la voluntad, la perseverancia y el sacrificio para llevarlas a cabo. Pero no todos están disponibles a pagar el precio en busca del viaje empresarial ideal.
Vivimos en una sociedad donde cada día hay más cortoplacismo, la búsqueda de la gratificación exagerada e instantánea, la recompensa inmediata, y el bienestar rápido. El hecho que unas pocas personas se han convertido en billonarios, antes de cumplir los 30 años, quizás envíe un mensaje equivocado a la mayoría de los jóvenes .
Donde la mayoría tiene esa visión: De lo que quisieran ser, pero no tienen claro aquello que se necesita para serlo. Es como querer hacer un viaje, con cuyo destino hemos soñado muchísimas veces ya donde queremos llegar y pasar el resto de nuestra vida.
Pero: ¿Sabemos todo lo que necesitamos para esa travesía?
Tener el conocimiento de lo que necesitamos para hacerlo es un requisito importante, aunque no determinante. Todo se puede aprender, pero tiene un costo y un tiempo. Pretender recorrer la travesía sin conocerla, es uno de los errores más comunes de una persona que tenga una idea empresarial en un determinado campo o área.
Es precisamente ese conocimiento, el que nos permite saber lo que necesitamos. Qué herramientas y qué recursos debemos tener para poder emprender ese viaje empresarial.
“Si no tenemos nuestra maleta completa con lo necesario, pensando que el camino lo podemos adquirir, es uno de los tantos errores que se cometen en el inicio del viaje empresarial”, Carlos Dorado
Un viaje, un sueño, de Carlos Dorado
Comienza el viaje, y como todo viaje soñado, seguramente estamos deseosos y desesperados por llegar. Olvidándonos que todo comienza con un primer paso , seguidamente otro, y así se va haciendo el viaje paso a paso; etapa a etapa.
Lo que hay que tratar, cueste lo que cueste, es de llegar a la etapa, para después plantearse la siguiente. Querer llegar demasiado rápido a destino sin quemar etapas, puede llevarnos a abandonar el viaje. Pensar en grande debe ser una opción, pero hacerlo pequeño es la única opción.
El viaje es largo; mejor dicho, no se termina nunca, y su gran belleza está precisamente en el recorrido. Debemos disfrutarlo, con esa maleta que debe contener únicamente lo necesario, ni más ni menos.
Si pretendemos desde el inicio, cargarla con el título de CEO, un sueldo desmesurado, oficinas grandes y representativas, y empleados innecesarios, para hacer creer y hacernos creer que ya hemos llegado a destino, estamos en un grave error. La maleta se vuelve demasiado pesada, y no vamos a poder con ella, obligándonos a abandonar el viaje.
“Esa maleta para este viaje debe estar llena de virtudes y vacía de vicios, solo así nos garantizamos poder llegar a destino”, Carlos Dorado
Carlos Dorado es vicepresidente de Organización Italcambio
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