domingo, noviembre 24, 2024
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María Corina Machado en su laberinto

Los expertos dieron veredicto en diversas áreas de la política. Nosotros buscaremos evaluar el discurso de ambos en función de sus criterios de representación audiovisual.

Quien escribe, para GloboMiami, es crítico de cine, documentalista y productor de televisión desde hace 23 años en medios nacionales e internacionales.

Desde ahí ofreceré una lectura de los marcos estéticos enfrentados. Encontraremos diferencias y algunas semejanzas inquietantes.

No tenemos el deseo de complacer a nadie, no respondemos a un lobby de tal o cual parcialidad. Tampoco articulamos con la colaboración y la censura, cualquiera sea su origen. Queremos orientar y sumar un punto de vista en un debate neurálgico de la oposición. Comencemos con ella.

El mensaje de MCM pertenece al género del ultimátum frontal, de larga data en el país desde la época de la cuarta y la quinta república, cuando los candidatos interpelan a su rival para desmontarlo, desafiarlo y superarlo en las encuestas.

Es un cliché, un estereotipo, un formato de propaganda instrumentado por todos: diputados demagógicos, funcionarios rojos, golpistas, asambleístas, constituyentes, muderos, viudas del pacto de punto fijo, miembros de las roscas enquistadas en Miraflores y pare usted de contar imitadores.

A la usanza de Franklin Virguez, María Corina le cuenta los días a Juan Guaidó, recordándole el incumplimiento del mantra del cese de la usurpación. Tik Tak, tik tak.

El video de MCM fue publicado el día 30 de agosto tras un fallido encuentro con el presidente interino. La cámara despliega un plano medio con algunos elementos de interés.

El decorado aséptico y doméstico revela una forma cómoda de encierro casero, de vivir en el confinamiento sin privaciones.

Ahí radica un escollo, un obstáculo para sensibilizar a un target de menor poder adquisitivo, para “subir cerro”, identificándose con las penurias y precariedades del grueso de la población.

Ella luce el cabello de un trabajo discreto pero obvio de una mano profesional. Primero muerta que despeinada y desprolija.

Ya no muestra las rodillas como antes con Bush.

Porta una camisa blanca visiblemente remangada a la altura de los codos. Un dejo sexy que trasluce la carga de carisma de un culto a la personalidad, con sus luces y sombras.

Los caudillos egocéntricos nos sumergen en un idioma tradicional de liderazgo mesiánico, de protagonista de una narrativa bipolar.

En resumen, distinguimos un esquema de fácil comprensión. Ella es la buena, su interlocutor es el malo, según el diseño del dispositivo de transmisión.

El color activa los imaginarios de la nobleza, la paz, la neutralidad y el ascendente religioso, apelando a los recuerdos de AD y el look santero de los predicadores evangélicos.

Las manos de la mujer exhiben firmeza, en un prístino manejo del lenguaje del puño, explotado por tirios y troyanos.

Los brazos descubiertos nunca permanecen quietos, acompañan las palabras, como en un performance mecánico ensayado delante de asesores y frente al espejo.

Un hándicap evidente es la sensación de ver una grabación memorizada o leída ante la pantalla de un teleprónter.

Dos botones sueltos en el pecho reafirman una informalidad clásica, de ambiente de verbena de sifrizuela o de reunión dominguera de familia, cuyo cuello secunda un rostro maquillado con recato. Nada de exageraciones, apenas se perciben las líneas del labial, del polvo facial y de las cejas marcadas.

Las oraciones condensan los argumentos de la decepción, en plan de confesión y despecho. “Tenía la expectativa de escuchar una propuesta distinta”, exclama al inicio de su puesta en escena.

Acaso le respondería que Juan lleva meses encasillado y que es inútil ilusionarse con que cambie de la noche a la mañana. Paralelamente, coincido en su refutación de la consulta planteada por Juan Guaidó.

“Los venezolanos ya fuimos consultados el 16 de julio de 2017”, afirma la abanderada de Vente Venezuela. Aquel mandato se tiró por la borda, amén de otra negociación estéril, de otro proceso de cohabitación con el régimen.

Unos libros destacan a la derecha del encuadre, subrayando el respeto por la academia, la ilustración y el estudio. La biblioteca es un telón de fondo que devino en un filtro de Instagram. Carece de originalidad expresiva. No obstante, en su descargo, aporta un dato real. MCM refrenda los valores y principios culturales de sus ancestros, personas notables vinculadas a la intelectualidad y la creatividad.

De tal modo, se propone como una esperanza de resurrección, digna de nuestra atención. Al margen de divergencias y disonancias, comparto sus inquietudes, sus arrojos de valentía, su decisión de quedarse en el país, soportando las iniquidades de la tiranía.

Por supuesto, todavía hay que lograr que su imagen salga de la burbuja del este del este, del microteatro para convencidos de la resistencia, de la caja de resonancia de una minoría.

Su loop de élite y abolengo, imposible de ocultar, debe trabajarse acercándola a la gente, al contexto de los que sufren y padecen, los cuales rechazan su impronta al verla quejarse en un espacio pulcro, lleno de privilegios.

La confrontación de ella y Guaidó se percibe como un Juego de Tronos, desconectado de la realidad del entorno. Un mero contrapunteo de influencers en un Macondo digital.

El sentido entrópico del asunto se palpa en un cuadro que revela un dibujo de anillos concéntricos.  A sus espaldas, distinguimos un bucle que simboliza la eternidad, el círculo vicioso de un diálogo atrapado en el laberinto de la oposición.

MCM asevera que sí hay una alternativa para liberación de Venezuela en la operación de paz y estabilización. En el video se esbozan algunas maneras de agenciarlo, aunque nos vuelve a sumir en un mar de dudas e interrogantes.

¿Es una invasión, una intervención de cascos azules? ¿Será como un Gedeon concertado por los aliados? ¿Una película de Spielberg de la segunda guerra mundial?

Sacando números y revisando la historia, deslizo que Estados Unidos participó en una incursión armada en su patio trasero, para extraer a Noriega en una operación quirúrgica, con el propósito de resolver dos entuertos: el fenómeno del control del canal a cargo de una ficha peligrosa del narcotráfico y el hecho de levantar la moral americana, después del fracaso de Vietnam. Han pasado 30 años desde entonces.

Con tales precedentes, tengo derecho a dudar de la concreción de una incursión similar en el país. Me gustaría ser optimista y proactivo. Pensar con MCM en la posibilidad de gestar una épica militar que consiga defenestrar a la banda de los enanos de Nicolás.

Pero los acontecimientos recientes, la fuerza del pasado, me invitan a desconfiar. Cuestión de comunicarlo como corresponde en función de bases sólidas.

Por lo pronto, Elliott Abrams y James Story descalifican la iniciativa, al tacharla de surrealista e inviable. García Márquez tiene quien lo reescriba en la oposición de Venezuela.  

Es sencillo tejer castillos en el aire, jugar ajedrez y Risk con el tablero del mapa criollo atomizado.

Es una hora delicada, de definiciones.

MCM tiene buenas intenciones, nadie lo desestima. La Venezuela del futuro requiere de mujeres comprometidas y luchadoras como ella, a pesar de nuestros obvios desencuentros.    

“Mi posición es enfrentar cada maniobra de distracción aunque se disfrace de unidad y eso es lo que haré”.

Vayan sus enunciados por delante y ojalá se cumplan en el espejo de Guaidó.

Por un tema de extensión, prometemos regresar con una disección completa y equivalente del marco audiovisual del presidente interino.

Cual cinta de súper héroes en un multiverso, la revisión de Juan habla no sólo de él sino de sus innumerables dobles, alteregos y reflejos fractales.

Asomamos que MCM y JG son cara y cruz de una misma estrategia de comunicación que debe revisarse y actualizarse, si desea trascender en el tiempo y no anclarse al muelle de criterios agotados.

Este relato de un náufrago continuará. 

6 COMENTARIOS

  1. Da pena como te refieres a MCM o haces algunas alusiones, como lo de las rodillas!. Patético e insultante!… Te informo que ella no debe subir cerro o barrio, el cerro o barrio debe mejorar y superarse para subir su nivel!… Según tú, los educados debemos perder nuestra educación y bajarnos al nivel de los maleducados para ser aceptados, cuando debería ser al revés!… Ese es el problema en este país!. Todo se desvirtúa!… Y te lo dice alguien que bajo de un cerro y se educó!… Mal por tí!.

  2. Destilas puro estiercol y odio enj lo escribes. MCM esté donde esté está de frente con su trinchera contra los enemigos de la Patria… Tú en cambio quieres ser hacer valer tu punto de vista desde una silla tomando una taza de café a miles de kilometros a distancia. Es muy facil hacer revolucion desde Miami…. aquí es donde hay que tener huevos para lidiar con este fosil de de un castrismo fascista en decadencia. Llénese de verguenza mi pana… no de mas pena ajena.

    • Estimado, quien suscribe el artículo al cual hace referencia, se encuentra en Caracas – Venezuela y no es ajeno a ninguna de las realidades que sufre el pueblo de venezolano. Más bien es una voz crítica que escribe en este medio para que fuera de las fronteras y la censura, se pueda leer lo que acontece en el país caribeño. Igualmente agradecido por el comentario y su lectura!!!

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