El 2 de septiembre de 2024 comenzó en Aviñón (sur de Francia) el juicio contra Dominique Pélicot, de 71 años, acusado de drogar a su mujer, Gisèle, durante más de 10 años para que la violaran decenas de hombres contactados por Internet.
Gisèle se ha convertido en otro rostro de la lucha contra la violencia sexual en Francia.
La mujer renunció a su derecho al anonimato, por lo que detalles inquietantes del pasado, la psique y los presuntos crímenes de los acusados han llenado los sitios web de noticias, los programas de radio y televisión, y las redes sociales.
En el juicio serán juzgados a parte de su esposo, 51 hombres de los 72 que presuntamente estuvieron involucrados en la masiva violación, de diferentes edades y condiciones sociales, en un macroproceso que durará cuatro meses y que hoy se reanuda después de ser aplazado por un problema de salud del principal acusado.
Te contamos las claves del caso:
¿Cómo se enteró?
Gisèle Pélicot se enteró de lo que le había ocurrido en 2020, cuando la policía le mostró imágenes encontradas en el disco duro de la computadora de su marido, luego de que este fuera arrestado por tomar fotografías por debajo de las faldas a mujeres en un supermercado.
Los investigadores le mostraron una imagen, y luego otra y otra. Hasta que ella les pidió detenerse. “Eran escenas de violación, no de sexo”. “Uno, dos, tres encima de mí, sacrificada en un altar de vicio”. “Estaba inerte, me trataban como una muñeca de trapo”. “Violación no es el término correcto: es barbarie”. Estas fueron algunas de las palabras que el jueves pasado Pélicot —que cumplirá 72 años en diciembre— dijo en el juicio.
Según lo descubierto por los investigadores en el computador había una carpeta llena de detalles llamada ‘Abusos’—. Las agresiones comenzaron en 2011 y se intensificaron a partir del 2013, cuando la pareja se fue a vivir a Mazan —en la misma Provenza—, a una casa con jardín y piscina.
Vinculados
Hasta el momento hay 51 hombres vinculados (se calcula que participaron más de setenta) y documentadas 92 violaciones, aunque las autoridades presumen que pudieron llegar a ser más de doscientas.
SDominique tenía un modus operandi totalmente engranado: había abierto un chat en un sitio de citas francés, que ya fue cerrado, con el nombre de À son insu (Sin su conocimiento). Ahí les ofrecía a los hombres ir a “tener sexo” con su esposa, a quien él drogaba antes con benzodiacepinas que trituraba y ponía en sus comidas. Las reglas eran claras: los interesados debían parquear sus carros lejos de casa, entrar por la cocina, no usar colonia ni fumar, calentar sus manos con agua caliente para no despertarla.
Así se repitió una y otra vez. Quienes llegaban a esa casa no eran hombres que encajaran con el perfil de violador que muchos tienen en mente porque los han visto personificados en las películas. No: eran hombres comunes y corrientes. Obreros, bomberos, empleados de bancos, periodistas locales, jubilados, enfermeros. Entre los 21 y los 74 años, hombres que hacían su vida de solteros, casados, separados, padres de familia, y que una noche se les ocurría ir a violar a una mujer postrada en su cama, inconsciente, dopada.
Admite culpabilidad
Dominique Pélicot admitió los cargos en su contra durante su primera comparecencia ante el tribunal.
“Soy un violador como los demás en esta sala”, refiriéndose a los 50 coacusados que están sindicados de violar a su ahora exesposa Gisèle.
“Todos lo sabían, no pueden decir lo contrario”, afirmó.
Sobre su exesposa, indicó: “Ella no merecía esto”.
Dominique comenzó su testimonio contándole al tribunal experiencias traumáticas de su infancia y dijo que fue abusado por un enfermero cuando tenía nueve años.
Cuando se le preguntó sobre su matrimonio con Gisèle, dijo que pensó en suicidarse cuando descubrió que ella tenía una aventura. Aseguró que quería estrellar su auto contra una hilera de árboles, pero que le faltó coraje.
“La amé bien durante 40 años y mal durante 10”, añadió, aparentemente refiriéndose a la década durante la cual la drogó y abusó de ella.
También se le preguntó sobre los miles de videos que tomó de hombres abusando de su esposa inconsciente.
Reconoció que había filmado a los hombres en parte por “placer”, pero también “como seguro, ya que hoy, es gracias a (los videos) que hemos podido encontrar a las personas que participaron en esto”.
Intenté parar, pero mi adicción era más fuerte, la necesidad crecía”, dijo.
“Estaba intentando tranquilizarla, pero traicioné su confianza. Debería haber parado antes, de hecho, no debería haber empezado nunca”.
Pélicot también está acusado de drogar y abusar de su hija, Caroline, después de que se encontraran fotos de ella semidesnuda en su computadora portátil.
¿Qué pasa con los otros acusados?
Lionel Rodríguez, de 44 años y uno de los 51 acusados, confirmó rápidamente que reconocía los hechos de violación cometidos el 2 de diciembre de 2018.
Rodríguez está entre un pequeño número de acusados que admitieron haber violado a Gisèle.
“Si hubiera sabido que ella no sabía [lo que iba a pasar], no habría ido allí”, dijo. “Debería haber comprobado que estaba de acuerdo. No hablé con ella, así que no pude conseguir su consentimiento. Me siento culpable por lo que hice”, agregó.
Todavía se espera la presentación de otros acusados